INTRODUCCIÓN
La teoría de la elección racional y sus aplicaciones en
economía han sido el centro de fuertes controversias. En los
últimos años éstos debates se han intensificado debido a la
influencia de diversas corrientes de pensamiento que se
apartan en mayor o menor medida de las visiones usuales
acerca del comportamiento racional (maximizador) en
economía. Ya a comienzos de los años 50 comenzó a
advertirse que la concepción convencional de la elección
racional bajo condiciones de riesgo se aplicaba
imperfectamente al ámbito de las decisiones humanas, lo que
dio lugar al desarrollo de teorías alternativas que impulsaban
debilitamientos del concepto usual de racionalidad, las cuales
fueron agrupadas bajo los rótulos de Racionalidad Acotada
(Bounded Rationality) y Racionalidad Procedimental
(Procedural Rationality).
Inspirándose en estas objeciones y, posteriormente, en
trabajos experimentales (y teóricos) de psicólogos y
economistas, se desarrolló un vasto movimiento de
pensamiento económico, conocido como Economía
Conductual (Behavioral Economics). Y, como suele suceder
cada vez que los usos establecidos se resquebrajan y se
amplía la mirada, un conjunto creciente de biólogos y
economistas se ha sumado al debate produciendo un
abundante material de investigación al que se designa como
Neuro-economía (Neuroeconomics).
Los trabajos incluidos en esta compilación reflejan una
diversidad de posturas vinculadas con estas problemáticas.
Se trata de una selección de trabajos expuestos durante el
mes de octubre de 2008 en el marco de una sección especial
de las XIV Jornadas de Epistemología de las Ciencias
Económicas, denominada “Evaluación metodológica de la
teoría económica estándar de la decisión racional y sus
relaciones con las disciplinas colindantes, la sicología y la
neurobiología”. El evento que tuvo lugar en la Facultad de
ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
Primer Sección: Análisis histórico-conceptual de la noción de “utilidad”
LA EVOLUCIÓN DE LA NOCIÓN DE VALOR
ECONÓMICO Y LA TEORÍA DE LA DECISIÓN
Eduardo R. Scarano (CIECE, FCE-UBA)
I. Introducción
-
En el presente artículo se expone la evolución del valor
económico, una de las nociones que conducen a la
formulación de la teoría de la decisión. Esta teoría suele
también denominarse teoría de la racionalidad; un agente
actúa racionalmente, simplemente es racional, si satisface los
axiomas que la caracterizan. La noción de racionalidad tiene
una venerable tradición que comienza con la Filosofía misma.
Platón y Aristóteles, por solo citar dos filósofos antiguos,
desarrollaron sus propias concepciones de la racionalidad.
Pero, así como el atomismo tuvo su origen con Demócrito en
la filosofía griega y recién con la física moderna tuvo un
desarrollo científico que perdura hasta nuestros días; de la
misma manera, es con la economía que la racionalidad
adquiere un desarrollo científico, en particular, con el
marginalismo primero y luego con la economía neoclásica.
Si a la Filosofía debemos el origen del concepto, y a través
del tiempo la incorporación de novedosas nociones acerca de
la razón y de la racionalidad, a la economía debemos un
desarrollo en profundidad, sistematicidad, poder empírico y
explicativo incomparable. Esta dirección se puede ilustrar con
el modelo de decisión bajo riesgo e incertidumbre que invirtió
los términos con la filosofía y ahora sirve a los filósofos para
discutirla, examinar sus consecuencias, y hasta para
‘naturalizar’ la filosofía. La teoría de la racionalidad es uno de
los aspectos más notables del modelo de cientificidad que
pueden mostrar las ciencias sociales, y uno de los más
próximos a los de las ciencias naturales por su poder
explicativo, formalización, cuantificación y grado de
contrastación.
La noción de valor económico entendida como utilidad no
desempeñaba papel alguno en la teoría clásica –en Smith,
Ricardo, Malthus, Marx o J. S. Mill. En estos autores el valor
es valor trabajo, una propiedad objetiva y cuantificable de la
misma manera –escala- que tiempo o longitud. Hubo, sin
embargo, un cambio revolucionario que convirtió el valor
trabajo en utilidad. Esta noción en un principio también fue
una propiedad cuantificable, pero subjetiva, relativa a cada
sujeto. El concepto de utilidad había aparecido de una
manera notoria en el ámbito de la ética. Uno de sus
representantes más destacados fue Jeremy Bentham.
Propuso un concepto de utilidad objetivo y cuantificable que
fue compatible (como teoría ética) con la economía clásica si
bien no desempeñó papel alguno en el sistema de conceptos
específicamente económicos. Así fue posible que John Stuart
Mill, uno de los que condujo a la formulación más acabada
del utilitarismo (ético) de su tiempo, como economista
desarrolló y expresó sistemáticamente la teoría del valor
(trabajo) económico.
Aunque tuvo precedentes, fue William Stanley Jevons quien
revolucionó la teoría económica basándola en el concepto de
utilidad que tomó de Bentham si bien lo modificó al volver la
utilidad relativa al agente, un concepto subjetivo, y lo aplicó a
la economía. El potencial de la teoría de la utilidad como una
teoría de la acción, tal cual la había formulado Bentham se
mostró plenamente en el ámbito económico.
Sin embargo, para formularse cabalmente como teoría de la
decisión, debería sufrir otra transformación impulsada por la
imposibilidad de deducir de cualquier orden de bienes
económicos una función de utilidad que implicara una escala
de medición proporcional igual a la de peso o longitud. La
utilidad se ordinaliza –implica una escala ordinal- y se vuelve
obvio que la estructura de la decisión del agente económico
ahora puede extrapolarse a otros campos, a cualquiera, de la
acción humana. La dificultad hasta este momento era la
imposibilidad de sostener que toda acción moral, política,
social, podía cuantificarse con una escala proporcional, es
decir, que se pudiera afirmar cuánto mayor es una acción que
otra. Este último paso se debe a Vilfredo Pareto.
Este trabajo se propone mostrar brevemente, primero, que la
teoría de la decisión es el resultado de una revolución en la
teoría económica, no el resultado acumulativo del desarrollo
de la teoría económica clásica. Segundo, el desarrollo de la
teoría de la utilidad en la ética –como se presenta en
Bentham- para volverla aplicable a la economía -como la
propuso Jevons-, supone implícitamente la formulación de
una teoría de la decisión o de la acción general, no
puramente económica. Tercero, la cuantificación ordinal de la
noción de utilidad y la prueba de que es suficiente para
deducir las consecuencias económicas conocidas, da lugar a
una teoría de la decisión en sentido estricto extrapolable a
otras disciplinas.
A continuación ese expone en II. la noción de utilidad en J.
Bentham que posteriormente influirá en la construcción de la
noción moderna de valor económico. En III. la teoría
económica clásica del valor y la compatibilidad con la noción
de utilidad benthamita. En IV. la teoría marginal del valor y la
subjetivización de la utilidad a través de la obra de W. S.
Jevons. En V. el último paso necesario para la formulación de
una teoría general de la acción –teoría de la decisión-, la
ordinalización de la utilidad por V. Pareto. Finalmente en VI.
señalaremos algunas conclusiones.
Bajar el PDF
No hay comentarios:
Publicar un comentario