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martes, 26 de noviembre de 2013

EPISTEMOLOGÍA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN LA TEORÍA LIBERAL MONETARISTA

EPISTEMOLOGÍA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN LA TEORÍA LIBERAL MONETARISTA
 Idana Beroska Rincón Soto (CV) investigacion.i@hotmail.com Oscar Torres Yarzagaray (CV) Universidad del Zulia

 Resumen

El presente articulo analiza el pensamiento económico desde sus raíces epistémicas de la corriente liberal monetarista. Dado que el monetarismo se considera como la rama del pensamiento económico que se ocupa de los efectos del dinero sobre la economía en general, lo que ha definido al monetarismo como la tendencia que enfatiza el papel del gobierno en controlar la cantidad circundante, esta corriente se origina a partir de la teoría neoclásica o síntesis neoclásica propuesta por Samuelson. En ese sentido, la idea monetarista básica consiste en analizar en conjunto la demanda total de dinero y la oferta monetaria. Bajo un enfoque descriptivo, analítico, explicativo, metodológicamente se aborda el conocimiento relacionado a la teoría neoliberal y en retrospectiva y en prospectiva definir la visión del enfoque y sus aportes a las ciencias económicas.

Palabras clave: epistemología, pensamiento económico, teoría liberal, monetarismo.

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Rincón Soto, I. y Torres Yarzagaray, O.: "Epistemología del pensamiento económico en la teoría liberal monetarista" ,en Contribuciones a la Economía, julio 2013, en www.eumed.net/ce/2013/monetarismo.html

Antecedentes históricos contextuales del monetarismo

La historia del dinero se ha dividido entre los que están de acuerdo con la Teoría Cuantitativa, la determinación de los precios de las mercancías por la cantidad de dinero- y los que no la comparten. El dinero históricamente está asociado a las mercancías, él es una mercancía, pero peculiar, es un equivalente general y una medida de los valores en el que las demás mercancías se relacionan, se comparan, y se realizan. Para Marx el dinero es como cualquier otra mercancía y lo analiza no como una cosa sino como una relación social entre productores, consumidores y poseedores. Desde el siglo XVII, se ha discutido la elevación de precios, se le asoció al ingreso masivo de oro y de plata provenientes de las Américas (Rodríguez, 2005).

 Según el autor referido, los llamados cuantitativistas relacionaban de manera directa la cantidad de oro con los precios de las mercancías. Autores como Locke, Hume, Cantillon, Steuart, entre otros precursores de la economía política, manifestaron posiciones sobre el circulante y su efecto en los precios.

Para la economía clásica y neoclásica la cantidad de dinero determina el aumento de precios de las mercancías, el dinero es importante para la producción, el ingreso y los precios. Keynes, formuló nuevas medidas de política económica que ubicaron las teorías monetarias y al dinero en un segundo plano. Fue tan grande la influencia de las nuevas teorías que desplazó al monetarismo tradicional. La economía de tipo keynesiana tenía nuevos instrumentos que contribuían a resolver problemas y a desarrollar el sistema económico. El monetarismo con su énfasis en la cantidad de dinero y la inflación no tuvo cabida más que de manera subordinada en la política económica y en pequeños círculos académicos (Blanchard, 2006). 

Fue en esas discusiones y trabajos académicos que la teoría monetarista se renovó y se fortaleció con los resultados empíricos de sus seguidores. Después de un periodo de desgracia de la teoría cuantitativa del dinero, la de Hume y la de Fisher, empezó de nuevo a acreditarse al explicar fenómenos reales. Milton Friedman abanderó, con una nueva formulación de la teoría, el embate de los monetaristas contra la teoría dominante. Trabajos teóricos y empíricos dieron sustento al nuevo monetarismo de tipo friedmano (Roca, 2012). 

La ciencia económica moderna empezó con la crítica liberal del proteccionismo. Desde entonces, los economistas se dividen entre liberales y proteccionistas. Cada corriente ha dominado algún periodo, dependiendo de las condiciones; es decir, que las viejas teorías recuperan su vigor y aplicabilidad para influir en un nuevo dinamismo del capitalismo. Así sucedió en los últimos veinte años cuando el antiguo liberalismo, ahora nuevo o neoliberalismo, fue adoptado por las elites gobernantes y por los economistas; lo mismo sucedió unos pocos años antes, cuando se descartó al liberalismo clásico decimonónico, para dar prioridad a una política relativamente proteccionista e intervencionista de parte del Estado. 

Según Roca, 2012 junto con el viejo y el nuevo liberalismo económico se encuentra la orientación monetarista; son siameses, ya que los neoliberales han asumido, en la lucha contra los aumentos de precios del siglo XIX y la inflación moderna, una política de disminución del ritmo de crecimiento de la oferta monetaria. Contrariamente, los intervencionistas de tipo keynesiano –corriente propia de mitad del siglo XX- crean la política fiscal, desprecian la utilidad de la política monetaria y regulan la mano invisible. 

En los últimos veinte años del siglo XIX, se puso a la orden del día la discusión entre librecambistas y proteccionistas en Estados Unidos. Engels afirmaba en 1886: “Si Norteamérica introduce el librecambio, estoy seguro de que en diez años habrá alcanzado a Inglaterra en el mercado mundial”. En 1926, el economista inglés de formación liberal clásica John Maynard Keynes vería “el final del laissez-faire”: “todavía ahora, afirmaba, no bailamos otro ritmo. Pero se percibe un cambio en el ambiente”; diez años después publicaría un libro que contribuiría poderosamente a transformar la economía, al sentar las bases teóricas de un sistema intervencionista y proteccionista. 

En la segunda mitad del siglo XX, se reconoce en amplios círculos, académicos, políticos y sociales, a Milton Friedman, un economista liberal ya connotado, como el representante del librecambio en su versión llamada neoliberalismo; aunque es justo señalar que el más firme y empecinado liberal fue, desde mucho antes que Friedman, el austriaco.

Por su parte, Friedrich A. Hayek, en la primera mitad de la década de 1940, percibía “un cambio de perspectiva” y de abandono de las ideas liberales, del individualismo, del laissez-faire y de la propiedad privada por las ideas socialistas, por la propiedad colectivista, por el proteccionismo comercial y por la intervención del Estado (Hayeck, 1950:48).

El monetarismo y su corriente de pensamiento 

El monetarismo se considera como la rama del pensamiento económico que se ocupa de los efectos del dinero sobre la economía en general. El monetarismo ha sido definido como “la tendencia que enfatiza el papel del gobierno en controlar la cantidad circundante. Se origino a partir de la teoría neoclásica o síntesis neoclásica propuesta por Samuelson, Los monetaristas establecieron algunas ideas como: negación y rechazo a la obra de Keynes debido a la inflación, a medida que evoluciona la economía se observa un crecimiento en la cantidad de dinero circulante, sostiene que el Estado no utiliza bien los recursos que posee y gasta lo que recauda.

Milton Friedman publica el libro Libertad de elegir. Hacia un nuevo liberalismo económico en 1979. Es el desarrollo de un libro anterior de 1962, Capitalismo y Libertad, que al igual que muchos otros trabajos no tuvieron demasiado eco en aquella época. Pero en la década de 1980 el nuevo libro se convirtió en la Biblia de los liberales antiestatistas y transformó a muchos legos y profesionales al nuevo liberalismo. El libro Libertad de Elegir “trata el sistema político de un modo simétrico al económico. Ambos se consideran mercados en los que el resultado se determina a través de la interacción de personas que persiguen sus propios intereses individuales (entendidos con un criterio amplio) en vez de los objetivos sociales que los participantes juzgan ventajoso enunciar” Friedman, 1980. No obstante, el liberalismo económico de Friedman es el mismo de Adam Smith y La Riqueza de las Naciones. En tanto, el liberalismo político es tomado de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, escrita por Thomas Jefferson, y, también, inspirado en el libro Sobre la Libertad de John Stuart Mill. 

Según Roca, 2012, en el “nuevo liberalismo económico” Friedman establece los siguientes fundamentos monetaristas: a. Es la adaptación de las anteriores fuentes clásicas a la situación contemporánea. b. Es el laissez-faire y la libertad política del ciudadano decimonónico aplicado a las postrimerías del siglo XX. c. Es el énfasis en la “relación simétrica” entre la libertad económica y política: “la libertad económica es un requisito esencial de libertad política”. d. Es la recuperación de la función clásica del Estado en sus tres deberes definidos por Smith, más un cuarto deber que agrega Friedman: “proteger a los miembros de la comunidad que no se pueden considerar como individuos responsables”. e. Es “el punto de vista de que el papel del Estado consiste en servir de árbitro para impedir que los individuos luchen entre sí” y no “del Estado como padre que tiene el deber de obligar a algunos a ayudar a otros”. f. Es impedir que un Estado más intervencionista destruya “tanto la prosperidad que debemos al sistema de libre mercado como la libertad humana” g. Es el poder del mercado libre y la eficacia de los precios como mecanismo de información y de asignación, en vez del Estado omnipresente, planificador, autoritario, centralizador, interventor, protector, obstaculizador y reglamentador social. h. Es la “mano invisible” de Smith, pero con una “visión más amplia”, no es la “angosta interpretación del concepto de interés personal como egoísmo miope, como exclusivo interés por las ganancias materiales inmediatas”, no es el “hombre económico” considerado “una máquina calculadora”; la nueva mano invisible que “engloba todo cuanto interesa a los participantes en la vida económica, todo lo que valoran, los objetivos que persiguen”. i. Es el capitalismo de economía de libre mercado contra el comunismo de cualquier signo.

Las teorías económicas forman escuelas con sus seguidores, epígonos, críticos, exegetas; la matriz teórica, que a su vez es producto de muchos trabajos e ideas anteriores, crea y desarrolla corrientes que van a dar nombre a otras escuelas. Así fue con la economía clásica de Adam Smith, que le sucedió el ricardianismo, los socialistas ricardianos, los marxistas, los economistas vulgares y los marginalistas, como los principales exponentes y críticos. Lo mismo sucedió con Keynes y su Teoría general, que dio origen a los keynesianos ortodoxos, a los poskeynesianos, a los neokeynesianos, a la síntesis neoclásica, a la nueva economía keynesiana. 

La escuela monetarista liberal que se remonta desde John Locke y David Hume en el siglo XVII ha acogido en su seno a prominentes portavoces. A partir de la década de 1950 el monetarismo liberal se ha identificado con Friedman y de él, y los antecedentes históricos, han surgido corrientes de gran influencia en los medios académicos y gubernamentales en las últimas tres décadas como son las expectativas racionales y la teoría del control de la oferta. Pero por otra parte, por camino propio, manteniendo coincidencias y diferencias, siempre estuvo presente, desde la década de 1920, la corriente más fundamentalista, la de Hayek (Rodríguez, 2005).

Para Hayek los “monetaristas” son la corriente comandada por Milton Friedman, “el máximo representante”. Define a esta corriente por la afirmación de que “la inflación se debe única y exclusivamente a la expansión monetaria arbitrada por nuestros gobernantes”, tesis que Hayek considera incontrovertible, aunque expresa algunas diferencias. Agrega a la anterior causa de la inflación las presiones de los sindicatos y otros grupos monopólicos, como el cártel del petróleo, que obligan a los gobiernos a adoptar políticas inflacionistas. Friedman no comparte estas causas, que para él son efectos del gasto público inflacionario (Rodríguez, 2005).

En el punto de la teoría monetaria, Hayek critica a los monetaristas y a los keynesianos por enfocar “el problema macroeconómicamente, mientras yo sostengo que la teoría monetaria en forma alguna necesita ese enfoque, aun cuando no pueda olvidar por completo el concepto macroeconómico”, y prefiere “la alternativa microeconómica […] que se basa en la construcción de modelos”. Hayek expresa diferencias con respecto a la teoría cuantitativa del dinero, base del monetarismo, por ser “simplista en exceso”, ya que no analiza el problema en toda su complejidad”; la principal objeción que hace Hayek a dicha teoría es que “dada su índole macroeconómica, se fija solamente en el nivel general de precios y adolece de consustancial incapacidad para descubrir los efectos que sobre la relativa estructura de los precios produce una expansión de los medios de pago disponibles. No contempla, por ello, las consecuencias más graves del proceso inflacionario: la mala inversión de recursos y la generación del correspondiente paro laboral”; pese estas “reservas teóricas”, Hayek considera que “para la mayor parte de las aplicaciones de índole práctica es útil dejarse guiar por esta simplificada versión”. Se refiere a la versión neoclásica de Fischer citado por Rodríguez, 2005.

Otra diferencia importante de Hayek con Friedman es la llamada “regla monetaria” en que el Banco central está obligado a una tasa de crecimiento del circulante de 3-5% anual. Hayek no confía en que sea “posible privar a las autoridades monetarias de todos sus poderes discrecionales con sólo fijarles la cantidad del incremento dinerario que deben y pueden añadir a la circulación cada año”; cree que se debe dar cierta discrecionalidad “para garantizar la convertibilidad de todos los tipos de cuasidinero en dinero real, cosa necesaria si queremos evitar serias crisis de liquidez o pánicos”. En lo que sí está de acuerdo es que “debemos intentar lograr un sistema más o menos automático que en tiempos ordinarios regule la cantidad dineraria”, aunque no porque las autoridades estén controladas por ley sino porque en principio ellas deben buscar tal regulación (Roca, 2012).

Mientras Friedman es un defensor del tipo de cambio flexible, Hayek lo es por el sistema de cambios fijos. Se opone a los tipos flotantes porque fomenta la política inflacionaria. Propone los tipos fijos debido a que éstos “constituyen el freno necesario, prácticamente irremplazable, para obligar a los políticos y a las autoridades monetarias a que mantengan una moneda estable” y por tanto afirma que sólo con paridades fijas se puede lograr a largo plazo un sistema de estabilidad internacional. También difiere en cuanto la indexación de precios. Friedman propone una especie de escala móvil de precios. Para Hayek es un “remedio parcial” para algunos de los síntomas de la inflación, que “debilitaría probablemente la resistencia ante la inflación, prolongándola y aumentándola, por consiguiente, y a la larga aumentaría considerablemente el daño ocasionado y el sufrimiento producido acarreando desempleo” (Roca, 2012).

 La teoría monetarista liberal se convirtió en teoría de Estado; reconocen la relación entre participación del Estado, déficit fiscal, incremento del circulante, inflación, inestabilidad, sobrevaloración del tipo de cambio, devaluación, inflación, alza en las tasas de interés, crisis productiva, desempleo, disminución de la inflación.

 La afirmación multicitada de Friedman: “el hecho fundamental es que la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario” es el dogma monetarista convertido en ortodoxia. De acuerdo a una de las interpretaciones que se hace del análisis marxista del dinero una parte de ese enunciado es cierta: el excesivo circulante moderno, el dinero de curso obligatorio sin respaldo metálico, produce inflación. En esto los monetaristas han tenido la razón y ha sido suficiente para que la teoría gane adeptos. Friedman, 1980. El monetarismo, y el neoliberalismo, demostraron su utilidad, su necesidad y racionalidad en este periodo de estancamiento productivo e inestabilidad monetaria y cambiaria. Los resultados son el alejamiento del Estado de tipo keynesiano, el fortalecimiento de las empresas (sobre todo en un primer momento del capital financiero) y el mercado libre, la globalización, la disminución y el control de la inflación, la recuperación de las ganancias, la derrota y la disciplina (en términos marxistas) de la clase obrera, en fin el cambio de relaciones de fuerzas entre las clases sociales.

 Friedman fue el pionero, monetarista que propuso resolver los problemas de inflación limitando el crecimiento de la oferta monetaria a una tasa constante y moderada. Economista empírico, era especialista en estadística y econometría. Defensor del libre mercado, fue el más conocido líder de la Escuela de Chicago debido, en parte, a que sus escritos son muy fáciles de leer por el hombre de la calle. Se opuso al keynesianismo en el momento de máximo apogeo de éste, en los años cincuenta y sesenta (Blanchard, 2006).

Su explicación de la demanda de dinero (1956) es bastante más elegante, completa y contrastable que muchas anteriores. Para Friedman, la demanda de dinero es función de la proporción entre la riqueza humana y no humana, el tipo de interés nominal, la inflación esperada, el nivel de precios real, la función de preferencia del dinero ante otros bienes y, naturalmente, de la renta. Pero a diferencia de Keynes, Friedman, más centrado en dar una explicación a largo plazo, considera la renta permanente; es decir, el valor actualizado a fecha actual de los capitales futuros originados de un stock de riqueza dado. Stock que engloba no sólo aspectos cuantitativos o materiales, sino también (Friedman, 1980). 

Otro gran aporte de Friedman es la revisión de curva de Phillips, de inspiración keynesiana, que relaciona inversamente niveles de paro e inflación. Considera Friedman que el paro sería voluntario de no ser por la existencia de una tasa de paro natural, la NAIRU (non accelerating inflation rate of unemployment), consecuencia de las limitaciones impuestas por gobiernos y otras instituciones públicas. Un ejemplo de ello es la prohibición de ciertos tipos de contratos. Cuando un gobierno intenta disminuir el paro por debajo de esa tasa natural mediante políticas monetarias muy expansivas, a corto plazo puede conseguirlo. Pero los agentes económicos se acaban dando cuenta de que, si con iguales salarios hay inflación, ven menguada su capacidad de adquisición de bienes y servicios (Roca, 2012).

De tal modo que descuentan ese efecto, y en la próxima revisión de sus contratos elevarán sus salarios al alza, lo que incita a un nivel de paro mayor. Por tanto, no se logra reducir la tasa de paro de partida, y además se produce una variación mayor del nivel de precios. Así, todo intento sistemático por parte de los gobiernos de reducir el paro acaba creando inflación sin resolver el desempleo. Incluso puede haber un punto a partir del cual la curva de Phillips se torne en una curva de pendiente positiva, de tal modo que paro e incremento de inflación estén ligados. Eso sucedió en las crisis del petróleo de los años 70, situación que la teoría keynesiana era incapaz de explicar (Rodríguez, 2005).

En consecuencia, el éxito de la intervención de los gobiernos es muy limitado, y lo que deben de hacer es eliminar las restricciones que impiden que la tasa de paro natural se instale en una cota más reducida. Con este análisis Friedman consiguió tres importantes logros. El primero de ellos, dar una explicación anticipada a lo que después sucedería con las crisis del petróleo. El segundo, demostrar que la política monetaria tiene efectos reales (sobre el empleo) a corto plazo, pero a largo plazo sólo tiene efectos nominales (sobre los precios). El tercero, sentar las bases de posteriores desarrollos basados en la hipótesis de expectativas racionales, y no adaptativas como hasta entonces. Este tema es algo en lo que trabajó mucho su colaborador Edmun S. Phelps que, treinta años después de Friedman, también fue premiado con el Nobel. De manera que, a pesar del tiempo transcurrido, la validez del razonamiento de Friedman sigue estando muy vigente. 

Friedman consideraba que, al igual que una política monetaria expansiva puede crear crisis económicas, una política restrictiva también puede ser perjudicial, mediante una deflación de precios. Así lo puso de manifiesto en 1963 cuando publicó, junto a Anna Schwartz, un voluminoso tomo llamado “A Monetary History of the United States, 1897-1958”. Donde argumenta que la Gran Depresión fue consecuencia de la implantación de políticas equivocadas por parte de la Reserva Federal (Stanley et al., 2008). 

En suma, Friedman como defensor de la libertad individual, propugnó medidas de corte liberal. Una de ellas fue el establecimiento del bono educativo, en la idea de incentivar la demanda educativa según las preferencias de los padres. Propuso la flexibilización de precios, desregulaciones y privatizaciones, sistemas de pensiones individualizadas, la legalización del consumo de drogas y de la prostitución. Defendió la abolición del servicio militar obligatorio, de los salarios mínimos y del seguro social. En el terrero fiscal ideó el impuesto sobre la renta negativo, de tal modo que se subvencionara a las rentas más bajas. Se equivocó al augurar que el euro jamás llegaría a existir, y cuando dijo que la Unión Monetaria ya conseguida aguantaría pocos años.

Los monetaristas en general aceptan la idea de que la política monetaria puede, por lo menos, tener efectos a corto plazo sobre la producción (incrementándola) y los precios a un plazo más largo (aumentándolos).Por otra parte, si los monetaristas se limitaran a afirmar que existe una relación proporcional entre la oferta monetaria y el nivel general de precios a largo plazo, la mayoría de los economistas aceptarían esta idea, siempre que el periodo a largo plazo sea lo bastante prolongado y otras variables —como el tipo de instituciones financieras existentes— se mantuvieran constantes. Consecuentemente el monetarismo ha sido definido como «la tendencia que enfatiza el papel del gobierno en controlar la cantidad del circulante. Es la visión en la economía monetaria qué variaciones en la oferta monetaria tienen gran influencia en el producto nacional en el corto plazo y sobre el nivel de precios en el largo, y que los objetivos de la política monetaria se obtienen mejor a través del control de la oferta monetaria. 

  Consideraciones finales 

Las corrientes monetaristas mencionadas, plantean firmemente que la cantidad de dinero está relacionada con la inflación; en esta idea coinciden los monetaristas históricos y los modernos. Se pueden encontrar diferencias con respecto a la importancia que el dinero ejerce en la inflación, como único y exclusivo factor, diferencias que están presentes en distintas afirmaciones del mismo Friedman; están en contra de la “rigidez” de los salarios y precios de Keynes y a favor de la flexibilidad. 

Son liberales al estilo de La Riqueza de las Naciones. Están a favor del mercado libre, asignador de precios, de la competencia, del “interés del carnicero”; se oponen a la intervención del Estado en la economía y en la regulación del mercado, a los controles de precios y salarios; ven al mercado y al sistema económico básicamente estable y al Estado como causante de la inestabilidad y las fluctuaciones económicas; critican las políticas fiscales y monetarias por ineficaces, están contra las políticas “activas” (excepción, los ofertistas que impulsan la política fiscal); proponen las “reglas monetarias” de la política monetaria y no políticas discrecionales (excepción Hayek); a favor del ahorro; en contra de la curva de Phillips. Todos son militantes antikeynesianos, en contra de la teoría de la demanda. En concordancia con los autores citados, los monetaristas comparten la concepción de la Economía clásica y neoclásica del equilibrio económico; específicamente, la propuesta que si la oferta monetaria equipara la demanda por liquidez, los precios serán estables. Igualmente comparten la percepción de un mercado libre pero con el proviso que el gobierno (o autoridades monetarias) tienen la obligación de mantener la estabilidad económica. A diferencia del resto de los neoclásicos (y marginalistas) no utilizan el individualismo metodológico: el interés monetarista se centra en agregados (monetario, demanda, etc). 

En ese sentido, la idea monetarista básica consiste en analizar en conjunto la demanda total de dinero y la oferta monetaria. Se asume que las autoridades económicas tienen capacidad y poder para fijar la oferta de dinero nominal (sin tener en cuenta los efectos de los precios) ya que controlan tanto la cantidad que se imprime o acuña así como la creación de dinero bancario; pero los individuos y empresas tienen libertad para tomar decisiones sobre la cantidad de efectivo real que desean obtener. Así, la problemática general dentro de la escuela del pensamiento monetarista esta centrada en cómo se establece el equilibrio o estabilidad económica, en la ausencia de un sistema obvio de regulación del circulante (incluyendo el crédito). Específicamente, cuál es la política monetaria que un gobierno debe seguir a fin de obtener y mantener estabilidad y cuáles son los mecanismos que esa autoridad monetaria posee con ese propósito, dado que, por un lado, ya sea los bancos privados, en esa época, y el Estado en general pueden, teniendo en cuenta el crédito. 

Referencias 

BLANCHARD, Oliver. 2006. Macroeconomía. 4ta edición. Prentice Hall. España. Traducción: Esther Rabasco Espáriz.

Friedman, Milton. (1951,1967) “Pleno empleo y estabilidad económica” en Ensayos sobre economía positiva, Editorial Gredos, Madrid.

Friedman, Milton y Rose. (1979, 1980). Libertad de elegir. Hacia un nuevo liberalismo económico. Ediciones Grijalbo, Barcelona. 

Hay- Harris, L. (1981). Teoría monetaria, FCE: México, 1985.

Hicks, J.R. (1967). Ensayos críticos sobre teoría monetaria, Barcelona: Ariel, Colección Demos

Rodríguez Vargas, José de Jesús. (2005). La Nueva Fase de Desarrollo Económico y Social del Capitalismo Mundial. Tesis de Doctorado en economía, DEP-FE, UNAM. 
DAD Mayor Pontifica del PERU. Lima.

 Stanley L Brue y Randy R Grant; (2008): Historia del pensamiento económico (Spanish Edition). Editorial: Cengage Learning, México. 

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