NEUROECONOMÍA
Ernst Fehr explica en la Fundación BBVA el origen neuronal del altruismo y
su papel en la economía
Ernst Fehr, catedrático de
Microeconomía y Economía Experimental en la Universidad de Zúrich (Suiza) donde
también dirige el Departamento de Economía impartirá mañana por la tarde la
Conferencia JEEA-Fundación BBVA bajo el título La naturaleza y las
consecuencias del altruismo en la sede madrileña de la Fundación BBVA, en el
Palacio del Marqués de Salamanca. En su intervención explicará sus trabajos en
cuanto al origen neuronal del altruismo, y su papel en la economía y expondrá
cuándo es más probable que las motivaciones altruistas jueguen un papel en los
mercados, en las organizaciones y en la vida política.
¿Representa la sociedad humana una gran
anomalía en el mundo animal?
La respuesta de Fehr es
tajante:
“Sí. Puesto que se basa en un
reparto equitativo del trabajo y la cooperación entre personas que no tienen
ninguna relación genética entre ellas”.
Y continúa: “Algunos
de los aspectos más esenciales sobre nuestro origen, las relaciones sociales, y
la organización de la sociedad se centran en cuestiones relacionadas con el
altruismo y el egoísmo. La evidencia experimental sostiene que el altruismo
humano es una herramienta muy poderosa en el contexto del mundo animal. Sin
embargo, existe tanta heterogeneidad individual, que hace que la interacción
entre los individuos altruistas y egoístas sea vital para que entre ambos se
llegue a un buen entendimiento”.
Cerebro, materia gris y
altruismo
¿Por qué algunas personas son muy egoístas
y otras todo lo contrario?
“El
uso de técnicas de imagen nos ha permitido detectar las diferencias en la
actividad cerebral ante decisiones que comportan renuncia personal y habilidades”.
“Cuanta más materia gris
tenemos en una determinada parte del cerebro, más capacidad de altruismo o
generosidad mostramos” señala Fehr, uno de los creadores de la Neuroeconomía,
disciplina nacida hace apenas diez años, y que estudia las bases neuronales que
subyacen al comportamiento económico.
En un ensayo publicado en
Neuron el pasado mes de julio (2012), el equipo de Fehr mostró que las personas
altruistas tienen más materia gris en la unión temporoparietal.
“En las personas egoístas esta
región se activaba incluso cuando la elección comportaba un bajo coste
personal. En cambio, en las personas altruistas solo adquiere un nivel de
actividad alto cuando el sacrificio es grande. Sin embargo, no se debe llegar a
la conclusión de que el comportamiento altruista está determinado
exclusivamente por factores biológicos. El volumen de la materia gris también
se ve influenciado por los procesos sociales. Los resultados obtenidos a partir
de este estudio nos plantean un tema fascinante en cuanto a si es posible promover
el desarrollo de las regiones del cerebro que son importantes para el
comportamiento altruista a través de una formación adecuada o normas sociales”.
Ensayos previos de Fehr,
publicados en Nature Neuroscience en octubre del 2011 por Fehr ya habían mostrado
que intervenir mediante estímulos eléctricos no invasivos en el córtex
prefrontal induce una mayor adherencia a las normas sociales.
Fehr está convencido de que si
se “eliminaran las fronteras entre la Neurobiología, la Psicología y la
Economía, sería esta última disciplina la que se transformaría de modo análogo
a lo que ocurrió al cubrir el vacío que separaba a la Química y la Biología
llevando a hallazgos tan importantes del siglo XX como la estructura del ADN y
la consiguiente revolución genética”. Su próxima meta como investigador es
“proporcionar un modelo neuronal empíricamente correcto para el comportamiento
económico”.
La productividad del altruismo: como un artículo rechazado generó un floreciente programa de investigación
A finales de los años 80, Fehr
escribió un artículo sobre el trabajo involuntario, con el que esperaba
responder a esas preguntas que los economistas venían haciéndose desde hacía
décadas.
Fehr estaba convencido de que sus conclusiones eran correctas, pero la
revista declinó la publicación porque carecía de una base empírica que las
sustentaran. Continuó trabajando hasta conseguir los fondos para seguir
haciendo investigación básica que abordara varias disciplinas para recrear las
condiciones económicas que le permitiera ensayar su hipótesis analizando el
comportamiento de personas reales. Los resultados coincidieron con los del
texto inicial y, ahora sí, dieron lugar a varias publicaciones que se
convirtieron en referencia en el sector.
“Mi trabajo más reciente, y el
de muchos otros, muestra que la preocupación por la equidad es trasladable a
aspectos de la vida económica y social que afectan a la competencia y a la
colaboración entre varias empresas e influyen, incluso, en las negociaciones
internacionales, la previsión de bienes públicos, la explotación de recursos de
propiedad común y que son la base de muchos conflictos políticos".
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